Invasiones británicas: causa del separatismo tibetano
2008-04-10 00:00

Tíbet, una región codiciada por naciones occidentales desde la Guerra del Opio en 1840, ha sido siempre una parte inalienable del territorio chino, y los tibetanos siempre han sido parte de la gran familia china multinacional. El llamado asunto de "la independencia de Tíbet", es originalmente un producto de la agresión de naciones imperialistas, manifestó un experto chino.

Gran Bretaña realizó dos invasiones en Tíbet, en 1888 y durante 1903 y 1904, en un intento por desarrollar una exclusiva influencia colonial en la región. También trató de separar al Tíbet de China y en última instancia, convertirlo en una "zona amortiguadora" contra el norte de la India controlado por los británicos.

"Estas dos guerras nunca serán olvidadas", expresó Hu Yan, profesor de la Escuela del Partido del Comité Central del Partido Comunista de China.

" Ustedes podéis contar a esos separatistas del Tíbet que el pueblo chino no olvidará nunca la historia, y que las naciones imperialistas fueron las que invadieron al Tíbet y las que han estado tratando de separar al Tíbet de China", expresó.

PRIMERA INVASION: VIOLACION DE LA SOBERANIA CHINA

Después de la Guerra del Opio, Gran Bretaña planeó construir una carretera como canal comercial entre la provincia suroccidental china de Yunnan y Myanmar, en una medida para obtener mayores beneficios económicos en la región.

Durante la sesión de investigación previa a la construcción en 1875, un intérprete llamado Augustus Raymond Margary del consulado británico en Shanghai murió como resultado de protestas locales. Gran Bretaña aprovechó la oportunidad y se las arregló para forzar al gobierno chino Qing a firmar la Convención Chefoo, que permitió a los británicos "visitar y explorar" el Tíbet.

Al comprender la naturaleza codiciosa de los invasores británicos, el gobierno local tibetano construyó sólidas fortificaciones en la montaña Ling Tu, a lo largo de la frontera entre Tíbet y Sikkim en 1886.

Gran Bretaña, sintiéndose ofendida y que presuntamente reclamaba el área fortificada dentro del territorio Sikkim controlado por los británicos, advirtió al gobierno Qing que emprendería una acción militar a menos que las medidas defensivas fueran desmanteladas inmediatamente. Después de intentarlo en vano con advertencias, Gran Bretaña lanzó en 1888 ataques militares contra Tíbet. Las tropas tibetanas fueron derrotadas debido principalmente a sus armas obsoletas y escasez de provisiones.

Después de la guerra, el gobierno Qing firmó otros dos tratados injustos con Gran Bretaña en 1890 y 1893. Como resultado, el gobierno Qing reconoció que Sikkim permanecía bajo control británico y aceptó la propuesta de Gran Bretaña de unas divisiones fronterizas entre Tíbet y Sikkim.

Además, el gobierno Qing acordó abrir la ciudad sureña tibetana de Yadong (Chomo) como centro de distribución comercial, donde se otorgó extraterritorialidad a Gran Bretaña y se le concedió exención de derechos de comercio tanto en importaciones como exportaciones durante cinco años.

Los injustos tratados no solamente violaron la soberanía de China, sino que también infringieron los intereses del gobierno tibetano local.

A pesar de los tratados firmados, los tibetanos continuaron criando ganado en sus propios pastizales. Incluso se las arreglaron para destruir las marcas fronterizas de piedras levantadas por los británicos, en una abierta protesta contra la división fronteriza y los tratados injustos.

SEGUNDA INVASION: MASACRE DE SOLDADOS Y CIVILES TIBETANOS

En una época en que Gran Bretaña utilizaba a la India como base para presionar e impulsar su plan de invasión a Tíbet, la meseta Qinghai-Tíbet se convirtió también en el objetivo de la agresión de la Rusia zarista.

Gran Bretaña consideró que los Himalayas, como la barrera del subcontinente indio y Tíbet, ubicados justo en el otro lado de las montañas, deberían pertenecer a la esfera de influencia británica.

Si Tíbet cayera en manos de Rusia, la India británica quedaría completamente expuesta a la amenaza de Rusia. El gobernador general y virrey de la India británica George Curzon creía que Gran Bretaña debería seguir la Política de Adelante para adelantarse a Rusia en la lucha por el control del Tíbet.

En julio de 1901, el secretario de Estado para la India británica George Hamilton, entregó una nota al ministerio ruso del Exterior, advirtiendo que Gran Bretaña no se quedaría callada ante los contactos entre Rusia y el Tíbet.

En una carta a Hamilton, Curzon proclamó incluso que "consideramos el llamado protectorado de China sobre Tíbet como una ficción constitucional --una afectación política que solamente ha sido mantenida debido a su conveniencia para ambas partes". Instó al gobierno a aprobar el plan para la invasión británica de Tíbet.

En 1903, bajo el nombre de negociaciones, un ejército invasor enviado por el gobierno de la India británica cruzó la línea fronteriza y se internó en Tíbet.

Encabezado por F.E Younghusband, el ejército británico se introdujo en Pagri a través de Yadong. El 31 de marzo de 1904, las tropas invasoras chocaron con tropas tibetanas en Qumigxung, al norte de Pagri.

Equipados con armas obsoletas incluyendo a espadas, lanzas y arcabuces de mecha, la mayor parte de las mil y tantas tropas tibetanas resultaron heridas o muertas por las tropas británicas, una antigua potencia colonial, con las armas más avanzadas de la época.

Esa fue la salvaje y descarada masacre de soldados y civiles tibetanos de los imperialistas británicos.

El distrito Gyangze cayó dos veces, el 11 de abril y el 6 de julio de 1904. El 3 de agosto, tropas británicas invadieron Lhasa, la primera vez que la antigua ciudad sagrada fue pisoteada bajo el talón de acero de los imperialistas a través de los siglos.

Días antes de la invasión británica, el décimotercer Dalai Lama abandonó el Palacio Potala con un puñado de sus seguidores y escapó hacia Mongolia Exterior a través de la provincia china de Qinghai.

Las tropas invasoras británicas se retiraron de Lhasa a finales de septiembre de 1904, cuando las provisiones y comunicaciones no podían ser garantizadas.

Las dos invasiones de Gran Bretaña en Tíbet fueron una flagrante agresión armada, señaló Hu, agregando que han sido las más largas entre todas las actividades agresivas lanzadas por los imperialistas en el Tíbet.

INTENCIONES E INTRIGAS PERVERSAS NO ERAN UN SECRETO

Gran Bretaña amplió su influencia en Tíbet después de las dos guerras de agresión, que también fomentó un semillero para el surgimiento de los elementos de la clase alta pro-británica de Tíbet, expresó Hu.

Después de convencerse de que la meseta no podía ser conquistada por las fuerzas armadas, los imperialistas británicos comenzaron a desarrollar su influencia entre los elementos de clase alta de Tíbet, instigándolos a que se opusieran al gobierno chino, en un esfuerzo para separar al Tíbet de China, llevarlo a la esfera de influencia británica y hacerla depender de ella y convertirla en una zona amortiguadora como protección de la frontera nororiental de la India británica, manifestó Hu.

"Esta fue una invasión", declaró Patrick French, erudito británico y autor del libro "Younghusband, the Last Great Imperial Adventurer" (Younghusband, el Último Gran Aventurero Imperial), cuando habló en 1999 acerca de la invasión de Gran Bretaña al Tíbet.

Durante un pequeño taller realizado en Londres en el otoño del 2003, algunos eruditos británicos, incluyendo a French, alcanzaron el consenso de que el robo ocurrió reconocidamente en la guerra de Tíbet.

En su libro "Duel In The Snows" (Duelo en las Nieves) publicado en 2004, el erudito británico Charles Allen señaló que con el objetivo de convertirse en el primer grupo de europeos en aquella área, F.E. Younghusband y su camarilla crearon toda clase de conspiraciones e intrigas para engañar al público y los medios.

Estos fueron los medios despreciables utilizados más comunmente por los imperialistas en esa época. La historia es un espejo de la realidad. El intento de cualquiera por agitar "la independencia tibetana", como los graves crímenes de agresión contra Tíbet cometidos por las potencias imperialistas en el pasado, está condenado al fracaso.(CIIC)07/04/2008

Suggest To A Friend:   
Print